La Pluma Mojada

José Martí

y la exploración erótica en

«Mucho, señora, daría»


XLIII

Mucho, señora, daría

Por tender sobre tu espalda

Tu cabellera bravía,

Tu cabellera de gualda:

Despacio la tendería,

Callado la besaría.

Por sobre la oreja fina

Baja lujoso el cabello,

Lo mismo que una cortina

Que se levanta hacia el cuello.

La oreja es obra divina

De porcelana de china.

Mucho, señora, te diera

Por desenredar el nudo

De tu roja cabellera

Sobre tu cuello desnudo:

Muy despacio la esparciera,

Hilo por hilo la abriera.


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