José Martí
y la exploración erótica en
«Mucho, señora, daría»
En la cultura e historia de Cuba, José Martí se eleva como una figura casi divina, reverenciada por generaciones. Sin embargo, esta veneración a menudo eclipsa la percepción de su humanidad, esa esencia que nos hace a todos únicos. Lázaro Abrahan Pérez Suárez, filólogo hispánico y ganador del premio Calendario 2022 en la categoría de Ensayo por su obra «Mucho, señora, daría… Las fibras eróticas de José Martí», aborda con valentía la complejidad de abordar la sexualidad humana en relación con esta figura casi sagrada.
En un contexto social donde la sexualidad sigue siendo un tema tabú, Pérez Suárez propone una perspectiva despojada de prejuicios de Martí en su expresión humana. Destacando las palabras de Raimundo Lazo, que nos invita a explorar tanto la vida pública como privada de Martí, Pérez Suárez busca resaltar la grandeza del héroe cubano, liberándolo de las restricciones impuestas por la idealización.
Carlos Ripoll, en su esclarecedor trabajo «Martí y el sexo» para Hypermedia Magazine, ahonda en aspectos menos conocidos de la vida y obra de Martí relacionados con la sexualidad. Ripoll revela que Martí no solo leyó, sino que conservó obras eróticas, como las de los poetas latinos Marcial y Catulo, así como el ensayo «Erotika Biblion» de Mirabeau. Estas lecturas, combinadas con los propios escritos de Martí, sugieren un interés por temas eróticos que desafiaban las normas morales de la época.
Si te interesa adentrarte en este tema, ambos textos son de referencia obligada. Consúltalos, pues valen mucho la pena. Sin embargo, y no por lo divino sino por su amplia y extensa obra, hoy «mojamos nuestra pluma» con uno de los versos sencillos de José Martí, uno hermoso y apasionado, como lo fue Martí, se enumera con el XLIII pero, si te digo «Mucho, señora, daría», sabrás a cuál me refiero, al menos si eres cubano.
XLIII
Mucho, señora, daría
Por tender sobre tu espalda
Tu cabellera bravía,
Tu cabellera de gualda:
Despacio la tendería,
Callado la besaría.
Por sobre la oreja fina
Baja lujoso el cabello,
Lo mismo que una cortina
Que se levanta hacia el cuello.
La oreja es obra divina
De porcelana de china.
Mucho, señora, te diera
Por desenredar el nudo
De tu roja cabellera
Sobre tu cuello desnudo:
Muy despacio la esparciera,
Hilo por hilo la abriera.
En este poema, nos sumergimos en un baño lírico que destapa las complejidades del erotismo con una apasionada elegancia. Este lienzo poético se convierte en la melodía que acompaña una danza poética, guiándonos con gracia musical a través de los matices de la sensualidad.
Desde el umbral mismo, Martí nos arrastra a un espacio íntimo, donde esa segunda persona dirigida a la «señora» establece un vínculo directo entre el poeta y su musa. La entrega de Martí se despliega en cada palabra, transformando el papel en un diálogo que trasciende la realidad tangible. La atmósfera creada es no solo sensual, sino sugerente, tejida con un juego meticuloso de palabras y metáforas que dan vida a imágenes vívidas.
El simbolismo del cabello, tradicionalmente vinculado con la feminidad, adquiere un protagonismo central en esta exploración del erotismo. La referencia a la oreja como una «obra divina de porcelana de china» destaca su fragilidad y belleza, otorgándole un significado sensorial profundo. La oreja, más allá de ser una zona erógena, se convierte en una metáfora del secreto, insinuando una conexión íntima y la disposición a compartir confidencias.
El acto de desenredar el nudo de la cabellera roja sobre el cuello desnudo se transforma en una metáfora de exploración íntima y deseo, representando la disposición del poeta a deshacer barreras y a crear un vínculo más estrecho, sumergiéndose en la complejidad de la feminidad. Martí despliega un lenguaje sensual, desde la suavidad del cabello hasta la textura de la porcelana, añadiendo profundidad a la experiencia del lector y acentuando la carga erótica de manera sutil pero efectiva.
«Mucho, señora, daría» se erige como una hermosa obra en la exploración del erotismo a través de la poesía, revelando una conexión íntima entre el deseo y la admiración. La maestría de Martí radica en la fusión armoniosa de elementos sensoriales, simbolismo y estructura lírica. Dentro de esta exploración poética, el erotismo se manifiesta en puros deseos y pasión, y la expresión –casi al final- de “Mucho, señora, te diera” se convierte en un grito apasionado –ya más cerca- a entregarse a las profundidades de la sensualidad.
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